lunes, 10 de julio de 2017

CALAMIDADES

Muy joven y sin cordura

el pobrecito casó

sin meditar lo que hacía

cegado por la pasión

y su mujer una arpía

rematada le salió

como salen casi todas

cuando el tino nos falta

para buscar a conciencia 

la compañera mejor.


Él tenía buen carácter

pero después se le agrió

y ya no tiene un momento

siquiera, de buen humor

y ya no tiene energía

agallas ni decisión,

pues al tratar con su suegra

que es una mujer atroz

sin saber cómo, ni cuando

los pantalones perdió

y un hombre sin pantalones

¿para que sirve? ¡por Dios!.


Y paso la pena negra

la pena negra pasó,

pues la suegra aprovechando

de la propicia ocasión

los pantalones del yerno

al punto se acomodó

y metida en sus calzones,

con una zaña feroz

lo gobernaba a su antojo

gozándose en su dolor...

en tanto el pobre sufría

con grande resignación.


Fueron tales las desdichas

que el vínculo le acarreó,

que pidió el divorcio como

la resolución mejor

para salir de las cuitas

en que le puso el amor

y va con el alegato

a pedir reparación.

Pero es posible que pierda

(como siempre sucedió)

en letrados y escribanos

el frac, sombrero y bastón

y me lo van a dejar

cual su madre lo parió

entre estas dos entidades

la justicia y el amor.


Mayo 15 de 1905

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